AMOR CALLEJERO
Nuestro amor fue una anécdota que duró quince días.
Lo saben cuatro calles y cuatro estrofas mías...
Me buscaste una frase de amor, y tu mirada
me sacó de los labios esa frase buscada.
Y nos amamos luego por esas calles grises;
y —¿por qué no?— vivimos diez minutos felices...
Tú ibas simple y sencilla con tu traje modesto
y tu pelo volcado sobre ti como un cesto.
Tu hablar era sencillo como el hablar de un grillo,
contigo me sentía blando como un ovillo...
Tú no me hablabas nunca de libros ni de autores;
¡ay, contigo he vivido los instantes mejores!
Tú, piadosa inconsciente, me hacías feliz con
tu hablar: vaso de agua sobre mi corazón.
Pasaron quince días, y te cansaste. En vano
te reclamé razones; tú, la simple: ¡otro arcano!...
Me puse un poco triste, me puse reflexivo,
y la duda, más mala que ácido corrosivo,
paralizó al pujante motor de mis acciones
y me envolvió en la niebla de las meditaciones...
Nuestro amor fue una anécdota que duró quince días.
Lo saben cuatro calles y cuatro estrofas mías...
¡Y también cuatro lágrimas!...
Ah, muchacha trivial:
¿verdad que me creías menos sentimental?...
CLAUDIO G. AMOROSO
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