La casa no nos quiere, nosotros le arreglamos las cañerias, el flotante del inodoro, le cambiamos lamparitas, pintamos, pero no, no hay ni modo.
Ahora nos dejó sin luz en el living, se queman las lamparitas, no importa cuantas cambiemos, se queman.
La ducha no tiene agua caliente a la mañana, no importa cuanto esperes.
A eso de las 5 de la tarde o 6 las cañerias de la cocina orquestan unos ruidos muy parecidos al de una construcción con sirenas de bomberos mezcladas que te dejan sordo.
La vecina de abajo me agarro en la puerta para decirme que el portero le había robado las joyas a la del 9no. y me advirtió, "Los robos vienen de a tres como los bebés y los velorios".
Le dije a S., nos estan dejando.
Si, dijo - nos estan dejando.
Pero todavía disfrutamos el veranito sentados en la escalera de incendio tomando una cerveza y fumando un cigarrillo mientras nos reimos de nuestra casita y vemos al portero en el patio de abajo enseñandole Karate a dos changos desconocidos.
- Menos mal que estamos juntos
- Si, menos mal que estamos juntos
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