Llegué a la casa de L, no estaba a la hora que me había citado, su asistente me empezó a hacer preguntas, su hija dormía, su muchama pasaba la aspiradora, la nueva niñera preguntaba costumbres del hogar a la asistente.
El piso 12 de la 63 y Madison emitía un raro sonido, como de mar, como de oreja pegda a un caracol.
Me preguntaba que era ese ruido, mientras la asistente decía que no sabía bien que preguntarme y que L. ya llegaba.
Lo que prometía ser una diseñadora de interiores era una mujer que preparaba una web hablando de cosas de diseño interior y principalmente de ella.
En la casa había fotos de ELLA parada sobre una alfombra de zebra, ella haciéndole caballito a una alfombra de TIGRE, apliques dorados, una mesa enorme de piedra, una cómoda de espejos viscelados, una cama enooorme y 3 skates arriba de la cama, como si fueran de algún artista, un plasma GIGANTE, 2 habitaciones para el bebé que casi no tenian juguetes, que no tenían colores, eran BLANCAS (raro no? un bebé en una habitación de hospital?), 2 perritos blancos, castrados.
ELLA recomendaba cosas de diseño para gente rica y ponía en el sitio fotos de ELLA en SU casa.
L. llegó y me dijo que tenía que sacar fotos de la casa para el segundo número de la revista. La revista es YO YO YO, dijo.
A esa altura ya me había enterado que el sonido del mar que suena 24-7 en esa casa era la radio del bebé de un año y medio que debía dormir la siesta y que apenas se levantó recibió varios gritos de L.
Me imaginé en ese mar, con todas esas mujeres trabajando para esa mujer, me dí cuenta que ese diseño no me interesa, que ODIO las alfombras con cabeza de tigre, que ya se lo quiero y lo que no quiero y que prefiero ser moza antes que trabajar para alguien que seguramente no votó a Obama.
No se si está bien o no rechazar un trabajo, pero tengo un mecanismo que enciende una mirada terminator y ya no puedo pensar mas en lo que me dicen sino que empiezo a imaginar como es la vida y la personalidad de alguien que tiene esa decoración.
La de L. D. no me gustó.
La llame hoy, le dije que no iba a trabajar con ella. Se enojó bastante, pero yo no.
Le dije, Thanks anyway.
Laura Día: no te queremos nada.
ResponderEliminarJajajaja, espectacular!
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