NOTA
- ¿Te atrincheraste en la publicidad?
- La publicidad es pragmática, y creo que es un espacio que te permite seguir trabajando en lo tuyo. Al teatro ni siquiera voy, porque me aburre profundamente.
- ¿Te aburren los textos?
- No, se puede poner bien hasta la guía telefónica. Es cuestión de inteligencia. No hay propuestas divertidas, es todo soberbio, pretensioso. Me alucina ver tanto tarado.
-
¿Y en cuanto al teatro lírico?
- Es divertido ver cómo traen a Jodorowsky o a Plate y los dejan hacer lo que se les canta. Uno llega al ensayo en el Colón y desde el puestista hasta el último son una manga de tontos. No tienen sentido del humor, no entienden que lo creativo es un espacio divertido. Acá todo es sufrimiento, solemnidad. Prefiero hacer jabones.
- ¿Y haciendo avisos de jabones te sentís artista?
- No me creo artista. Soy un constructor que se divierte. Un profesional. La palabra artista la usan para humillarte, es la visión que se tenía en el Medioevo del artista: un trabajador de las manos al que había que jorobar. No es la posición relevante del Renacimiento. Artista no, es posible que domine algunas cosas que otros no dominan.
¿Te referís al público o a la crítica?
- La crítica acá no existe. Si no existen los gobernantes, ¿cómo van a existir los críticos? Son unas bestias que te cuentan toda la obra, nadie fundamenta nada. Hubo crítica en la época de los grandes semanarios como Primera Plana, ahora están los diarios y son un desastre, no hay opinión. Por eso no quiero meterme más en el teatro, o de repente me meto y fracaso. Hago algo que me gusta y me pregunto con todos estos burros, ¿para qué?. Las condiciones no son propicias.
- ¿Te atrincheraste en la publicidad?
- La publicidad es pragmática, y creo que es un espacio que te permite seguir trabajando en lo tuyo. Al teatro ni siquiera voy, porque me aburre profundamente.
- ¿Te aburren los textos?
- No, se puede poner bien hasta la guía telefónica. Es cuestión de inteligencia. No hay propuestas divertidas, es todo soberbio, pretensioso. Me alucina ver tanto tarado.
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¿Y en cuanto al teatro lírico?
- Es divertido ver cómo traen a Jodorowsky o a Plate y los dejan hacer lo que se les canta. Uno llega al ensayo en el Colón y desde el puestista hasta el último son una manga de tontos. No tienen sentido del humor, no entienden que lo creativo es un espacio divertido. Acá todo es sufrimiento, solemnidad. Prefiero hacer jabones.
- ¿Y haciendo avisos de jabones te sentís artista?
- No me creo artista. Soy un constructor que se divierte. Un profesional. La palabra artista la usan para humillarte, es la visión que se tenía en el Medioevo del artista: un trabajador de las manos al que había que jorobar. No es la posición relevante del Renacimiento. Artista no, es posible que domine algunas cosas que otros no dominan.
¿Te referís al público o a la crítica?
- La crítica acá no existe. Si no existen los gobernantes, ¿cómo van a existir los críticos? Son unas bestias que te cuentan toda la obra, nadie fundamenta nada. Hubo crítica en la época de los grandes semanarios como Primera Plana, ahora están los diarios y son un desastre, no hay opinión. Por eso no quiero meterme más en el teatro, o de repente me meto y fracaso. Hago algo que me gusta y me pregunto con todos estos burros, ¿para qué?. Las condiciones no son propicias.
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